sexta-feira, 8 de agosto de 2014

JORGE LUÍS BORGES e MILLÔR FERNANDES

Limites 
Jorge Luis Borges 
tradução de Millôr Fernandes

De todas as ruas que escurecem ao por-do-sol,
deve haver uma (eu não sei dizer qual),
em que já passei pela última vez
sem perceber, refém daquele Alguém 

que, com antecedência, fixa leis onipotentes, 
ajusta uma balança secreta e inflexível,
para todas as sombras, formas e sonhos
tecidos na textura desta vida. 

Se há um limite para todas as coisas, e uma medida, 
e uma última vez, e nada mais, e esquecimento,
quem nos dirá a quem, nesta casa,
nós, sem saber, já dissemos adeus? 

Pela janela que amanhece a noite se retira
e entre os livros empilhados que lançam sombras irregulares na mesa difusa,
deve haver um que eu jamais lerei. 

Há uma porta que você fechou pra sempre
e algum espelho o esperará em vão;
Há uma, entre todas tuas memórias,
que agora está perdida além da evocação.

Você nunca recapturará o que o Persa
disse em seu idioma tecido com pássaros e rosas, 
quando, ao pôr-do-sol, antes que a luz disperse,
você quer por em palavras tantos inesquecíveis. 

Ao amanhecer pareço ouvir o turbulento 
murmúrio de multidões crescendo e dissolvendo;
tudo por que fui amado, esquecido, 
espaço, tempo, e Borges, vão me deixar agora.

*            *            *

Límites
Jorge Luís Borges

De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a Quién prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan.

*        *        *

En Borges, J.L. (1964) El otro, el mismo, en Jorges Luis Borges (1974) Obras Completas, Buenos Aires: Emecé.

Nenhum comentário:

Postar um comentário